La tau de la portada

La portada de El retiro del templario es una magnífica fotografía de David Arranz, amigo y paisano, que desde nuestra primera conversación captó el sentido de la imagen que le pedía: reflejar el declive definitivo de la Orden del Temple a través de uno de sus símbolos. Ese estado terminal de la orden militar más poderosa se nos muestra en el deterioro del escudo de un capitel cuya talla ha perdido casi todo su dibujo y en un juego acertado de claroscuros entre los que resalta una letra, la T. Aquí leída como tau, letra que en los tiempos de la novela tenía un simbolismo especial, de profundo contenido religioso, como veremos más adelante.

Localización

El escudo aparece como motivo ornamental en el capitel de una de las columnas de la plaza mayor de Villalpando, hacia la mitad del lado oriental, formando parte de un conjunto variado de estilos que pertenecen a épocas distintas y que dotan a la plaza de una belleza armoniosa, aunque particular.

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Con los datos existentes resulta prácticamente imposible precisar cuándo fue colocado dicho capitel en ese lugar ni cuál fue su procedencia. Durante la segunda mitad del siglo XV se acometió la tarea de transformar la que entonces era la “plaza de las carnicerías” en la plaza mayor que conocemos. Para ello se derribó parte de la muralla antigua hasta delimitar un rectángulo a lo largo de cuyos lados se construyeron casas con soportales[1].

En el último tramo modificado se encontraba la iglesia de Santa María del Templo, antigua sede de los templarios. Hasta el año 1469 el obispo de León no dio permiso para que se edificara la casa del ayuntamiento sobre el atrio de esta iglesia. De este modo, se cerró el rectángulo, adquiriendo la plaza su forma actual.

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Portada de la iglesia de Santa María del Templo (Ayuntamiento actual)

Si tenemos en cuenta la existencia de un capitel con el grabado de una tau en las proximidades de la antigua iglesia templaria, resulta tentadora la idea de relacionar ambos elementos y pensar que ese capitel y su columna habrían sostenido el atrio  original, pero no encontramos prueba alguna de esa relación. Sin embargo, lo que nos prohíbe el rigor histórico nos lo permite la ficción literaria. Por eso, en referencia al carácter templario de la plaza mayor, la portada utiliza el capitel como representación de los momentos finales de la Orden del Temple y su tau como expresión de los ideales que guiaron a aquellos caballeros.

El significado de la tau

Con variantes a lo largo de la historia la tau fue un símbolo recurrente en las culturas mediterráneas y el cristianismo lo asoció inmediatamente con la cruz.

Durante la Edad Media la tau fue considerada como un signo de conversión, sobre todo desde que en el Concilio de Letrán IV (1215-1216) el papa Inocencio III la designó marca de los justos, inspirándose en un pasaje bíblico del profeta Ezequiel: “Recorre Jerusalén y señala con una tau las frentes de los que gimen y lloran por todas la abominaciones que se cometen en ella”. La tau como la señal de los que aspiran a un mundo más justo[2].

Este símbolo fue también una de las cruces utilizadas por los templarios y para algunos forma parte del halo de misterio que envuelve cuanto se refiere a la Orden del Temple.

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La tau sobre una puerta del castillo de Ponferrada

No comparto esa interpretación ni entro ahora a valorarla, sino que incluyo la tau en la portada de la novela como expresión gráfica de la actitud básica del protagonista, Lucas Gil de Zamora, fiel a la tradición templaria más auténtica.

A lo largo de todo la novela el comendador de Villalpando fundamenta su trayectoria en los principios de justicia y compromiso cristiano, defendiendo a los más débiles frente a los continuos abusos de los grandes y aspirando a la paz de los justos, como le gustaba leer en su libro de rezos cuando los poderes de la tierra ya habían decretado el fin de su orden:

“Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les tocará el tormento de la muerte. A los ojos de los necios pareció que morían, pero ellos están en paz”. (Libro de la Sabiduría)

[1] En la última intervención urbanística sobre la plaza aparecieron los restos de esa muralla y se tuvo el acierto de señalar su situación mediante el empedrado que puede observarse en el lado inferior derecho de la fotografía.

[2] Al parecer fueron los Hermanos Hospitalarios de San Antón, ya en el siglo XI, los primeros en usar la tau como distintivo: una tau azul sobre su hábito negro. San Francisco de Asís la adoptó como emblema, rubricando con ella sus cartas y escritos; tradición que mantienen sus seguidores.

2 comentarios en “La tau de la portada

  1. ¡Gracias Ángel! por ilustrarnos así. Cuando tuve tu novela en mis manos, localicé el capitel, otra prueba más de la existencia de los templarios en Villalpando, en el que nunca había reparado. Ahora me fijo en él de vez en cuando. Un abrazo.

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